En Argentina, el resurgimiento del dengue y la aparición de la encefalomielitis equina generan preocupación. Dos infecciones virales transmitidas por distintos mosquitos, Aedes aegypti y Aedes albifasciatus, plantean desafíos de prevención y control para la población. Mientras el dengue causó la peor epidemia en 2023, la encefalomielitis equina, ausente desde 1988, resurge con casos confirmados en humanos.
Argentina enfrenta una doble amenaza de enfermedades transmitidas por mosquitos: el dengue, con su vector Aedes aegypti, y la encefalomielitis equina, transmitida por Aedes albifasciatus. El dengue resurgió en 1997 y alcanzó su peor epidemia en 2023, con más de 139,946 casos y 75 muertes. La encefalomielitis equina reapareció en noviembre de 2023, afectando principalmente a caballos, pero ya con 21 casos humanos confirmados y una muerte.
Ambos mosquitos presentan diferencias en su comportamiento. Aedes aegypti, transmisor del dengue, pica principalmente durante el día en áreas bajas del cuerpo, mientras que Aedes albifasciatus, portador de la encefalomielitis equina, es más activo al amanecer y al atardecer, con picaduras más agresivas. El reservorio del virus del dengue es el ser humano, mientras que para la encefalomielitis equina son aves y roedores.
La prevención incluye eliminar criaderos de mosquitos y usar repelentes, aunque estos tienen limitaciones contra Aedes albifasciatus. La comunidad debe adaptarse a las características de cada mosquito para reducir riesgos. Expertos del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba investigan otras especies de mosquitos transmisores de encefalomielitis. La resistencia a insecticidas químicos también es una preocupación, destacando la importancia de estrategias de control efectivas.
