Una doctora de Médicos Sin Fronteras (MSF), que prefiere mantener su identidad en el anonimato, relató la difícil situación que atraviesa junto a su familia en la ciudad de Rafá, en la Franja de Gaza, tras los recientes bombardeos del Ejército de Israel. Su testimonio refleja el temor constante a los ataques y la incertidumbre sobre su supervivencia. A pesar de los estragos causados por los bombardeos cercanos a su hogar, afortunadamente, ella y su familia lograron sobrevivir, aunque con graves pérdidas materiales y emocionales.
Durante los intensos ataques aéreos, la doctora se vio obligada a proteger a sus hijos, enfrentando la angustia y el caos que reinaba en su hogar. Tras el bombardeo, salieron a las calles para evaluar los daños, encontrándose con escenas desgarradoras y evidencias de la tragedia que afecta a su comunidad. La falta de seguridad y las condiciones precarias en las que viven han llevado a la doctora a tomar medidas extremas, como escribir los nombres de sus seres queridos en sus extremidades, en caso de que una bomba alcance su hogar.
La coordinadora de MSF en la Franja de Gaza, Lisa Macheiner, corroboró la gravedad de la situación, destacando el miedo y la desesperación que experimentan los habitantes de la zona. La falta de acceso a servicios básicos, como atención médica y alimentos, agrava aún más la crisis humanitaria que enfrentan. La incertidumbre sobre dónde encontrar refugio seguro sumerge a la población en un profundo sentimiento de desesperanza.
Los bombardeos en Rafá han generado repercusiones en otras áreas, como la ciudad de Jan Yunis, donde las explosiones se sintieron con fuerza. Esta escalada de violencia ha dejado a la población vulnerable y desamparada, con un futuro incierto y lleno de temores. La comunidad internacional debe actuar con urgencia para detener este ciclo de violencia y garantizar la protección de los civiles afectados por el conflicto en la Franja de Gaza.
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