La iniciativa surge de la necesidad de abordar el dolor crónico, con el objetivo de llevar los hallazgos de laboratorio hacia una aplicación clínica. Esto refleja un enfoque proactivo en la investigación trasnacional, buscando impactar positivamente la calidad de vida de las personas a nivel local y global. En este sentido, el equipo de investigación ha presentado su trabajo en conferencias internacionales de renombre, como el Congreso Mundial del Dolor en Canadá, lo que ha generado un interés significativo tanto en el ámbito académico como en el empresarial.
La importancia de este proyecto se refleja en el respaldo financiero tanto de la UNER como del CONICET, quienes han apoyado activamente el proceso de patentamiento a nivel nacional e internacional para proteger la propiedad intelectual asociada al emprendimiento. Además, la asociación con la aceleradora de empresas SF500 demuestra el potencial de inversión y crecimiento de la empresa, permitiendo avanzar hacia la transferencia tecnológica y la comercialización del producto desarrollado.
En este sentido, el equipo de investigación está comprometido con la creación de un nuevo prototipo en un período de 18 meses, cumpliendo con los estándares de seguridad y eficacia requeridos para su aprobación regulatoria. Este proceso incluye la contratación de recursos humanos altamente calificados, con un enfoque en retener talento local para impulsar el desarrollo regional. Asimismo, se destaca el papel fundamental de las instituciones involucradas, como la Secretaría de Vinculación Tecnológica e Innovación y el Centro de Innovación, Emprendimiento y Vinculación de la UNER, así como el apoyo del CONICET.
En resumen, la creación de la primera empresa de base tecnológica de la UNER marca un hito importante en la transferencia de conocimiento científico hacia la aplicación práctica, con el potencial de generar un impacto significativo tanto a nivel local como global en el campo de la salud y la tecnología.