Dentro del estadio, la situación se agravó cuando un grupo de encapuchados ingresó a la tribuna local y lanzó una bomba de estruendo cerca del arquero de San Lorenzo. La violencia continuó con la rotura de inodoros y el lanzamiento de cerámicas al campo de juego, interrumpiendo el partido.
Los intentos de calmar la situación por parte de algunos hinchas y del árbitro Nazareno Arasa fueron infructuosos, ya que los proyectiles continuaron cayendo. La primera mitad del encuentro finalizó con un empate y constantes actos de violencia.
La policía local también se enfrentó a los barras de Godoy Cruz fuera del estadio, utilizando balas de goma para dispersarlos. La tensión interna dentro de la barra de Godoy Cruz ha exacerbado los conflictos en los últimos meses.
Los incidentes de este sábado son un reflejo de los problemas de seguridad que persisten en el fútbol argentino, poniendo en riesgo la integridad de los jugadores y los espectadores en cada partido.
