Esta medida fue celebrada por ecologistas y defensores de los derechos de los animales, quienes argumentan que las corridas de toros implican un maltrato cruel a los animales. A pesar de la oposición de ciertos sectores políticos y sociales que defendían la tauromaquia como una expresión cultural, el Congreso tomó una postura definitiva.
La prohibición llega después de que la Corte Constitucional instara al Congreso a legislar sobre el tema. En 2014, la corte había ordenado la reanudación de las corridas en Bogotá, considerándolas una manifestación artística en lugares donde era una tradición regular y continua.
En Colombia, como en otros países de América Latina, las corridas de toros y otros espectáculos similares son comunes. Sin embargo, con esta nueva ley, Colombia se une a países como Argentina, Canadá y Reino Unido, donde tales prácticas están prohibidas por ley.
Este avance en la legislación refleja una creciente preocupación por el bienestar animal y un cambio en las percepciones culturales sobre el entretenimiento y la crueldad hacia los animales.
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