El consumo de carne en Argentina ha experimentado una caída histórica, alcanzando su nivel más bajo en un siglo. Según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario y el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el consumo per cápita se ha reducido a 47,8 kilos al año, una cifra que no se veía desde 1920. Este descenso se atribuye a una combinación de crisis económica, aumento de la pobreza y cambios en los hábitos alimenticios de los argentinos. Diversos factores han contribuido a esta disminución en el consumo de carne. Entre ellos se destaca el deterioro del poder adquisitivo, que ha llevado a los consumidores a optar por alternativas más económicas como el pollo y el cerdo. Además, la inflación ha impactado significativamente en el precio de la carne, haciendo que muchas familias no puedan permitirse comprar carne vacuna con la misma frecuencia que antes. La situación económica de los productores también ha influido en esta caída. La sequía y la falta de pasturas han obligado a muchos ganaderos a enviar una gran cantidad de cabezas a faena, lo que inicialmente incrementó la oferta de carne en el mercado interno. Sin embargo, a largo plazo, esto podría llevar a una reducción en los stocks ganaderos y a un aumento en los precios de la carne debido a la menor oferta disponible. A pesar de esta disminución en el consumo interno, las exportaciones de carne argentina han mostrado un crecimiento significativo. En los primeros meses del año, las exportaciones representaron el 32,9% de la producción total de carne, compensando en parte la caída del mercado interno. Sin embargo, el precio internacional de la carne ha sido inferior al de años anteriores, lo que ha afectado los ingresos por exportaciones. Los expertos señalan que la caída en el consumo de carne vacuna no solo es una cuestión económica, sino también de cambios en las preferencias alimenticias. Cada vez más argentinos están optando por dietas más saludables y sostenibles, reduciendo su consumo de carne roja y aumentando el de proteínas vegetales y otros tipos de carnes. Esta tendencia refleja un cambio de paradigma en la alimentación de la población.